viernes, 25 de julio de 2008

La historia

Un 29 de enero de 1982 mi hermano Oswaldo muere haciendo el servicio militar. El veredicto de los peritos militares: “accidente por bala perdida”. Desde entonces mi familia tuvo que vivir resignada y marginar su recuerdo al olvido, por necesidad y hasta por obligación.
“Bala perdida” es un documental personal, interactivo, auto reflexivo sobre un hecho que marcó trascendentalmente la vida de dos familias: la mía, con la muerte de mi hermano Oswaldo mientras éste cumplía con el servicio militar obligatorio; y la de José Luis Aliaga Mayta quien quedó parapléjico haciendo el servicio militar en octubre de 2006. Una historia recordada pos sus familiares y amigos que acompañaron todo el proceso
Esta es una historia contextualizada en una Bolivia de principios de los años ochenta, con el antecedente de más de treinta años de un pasado marcado por el militarismo. Y por otro lado la Bolivia actual con más de 25 años de gobiernos democráticos; actualmente en proceso de cambio con su primer presidente indígena.
Con momentos de ida y vuelta entre el pasado y el presente de las dos familias, entramos en el sistema de esta entidad castrense formada bajo las taras del racismo y autoritarismo. En este contexto, se recuerdan los sucesos que se dieron hace mas de 26 años comparándolos con casos de la misma magnitud que se cometen actualmente durante este servicio “en aras del deber patriótico”.
En 1982 los amigos de mi hermano que hacían el servicio militar con él, no podían decir la verdad de lo que verdaderamente había sucedido entonces. Hoy, 26 años después ellos no son los mismos; y el mundo sabe que Bolivia tampoco es la misma. Por esa razón quieren contar la historia que callaron, aquella versión que no figura en los archivos militares. Esa historia que es tan parecida a los compañeros de servicio de José Luis Aliaga pero en una Bolivia diferente que en aspectos como éste no ha podido cambiar mucho.
El acercamiento auto reflexivo me coloca como uno más de los personajes de esta historia. De esta manera el documental se desarrolla en un ambiente, donde tanto el espectador como yo, vamos descubriendo en este recuerdo del pasado, los sucesos que son totalmente inéditos incluso para mí. En este sentido, como director hago las veces del primer espectador de las historias de estas dos familias unidas por un mismo incidente, que confluyen en tiempo y espacio para reflexionar sobre nuestro presente y su relación con el silencio y el olvido.